Lo primero que hay que saber, es que en el lugar no ofrecen comidas, más que alguna gaseosa o agua. Así que nosotros antes de ir, hicimos una parada en el pueblito más cercano llamado Donnelly, y fuimos a Cougar Dave´s Food. Re mil recomiendo éste lugar. Yo me pedí una hamburguesa vegetariana que venía con un medallón enorme de Portobello y estaba buenísima. Los precios de las hamburguesas que vienen con papas fritas rondan los $ 15/$17 dólares.
Ahora sí, habiendo recargado energías, nos dirigimos hacia el hot spring. El mapa nos marcaba aproximadamente 20 minutos para llegar en auto. El camino tiene un gran trayecto de tierra, y esta lleno de pozos, y lo digo en serio, muchos muchos pozos, sumado a que la nieve se comenzaba a derretir, y ocasionaba grandes charcos de barro. Así que nos sentiamos pelotitas de ping pong rebotando de aquí para allá. Una vez que llegamos al lugar, el auto lo estacionamos en una zona de parking, y luego, debimos caminar unos metros hasta el ingreso a las piscinas. Consejo: si vas en invierno, lleva calzado para la nieve porque aunque sea poca la distancia que se camina, es peligroso que te resbales.
El ingreso cuesta $ 10 dólares y sólo aceptan cash, así que no te olvides porque sarandearte tanto en el auto, para llegar y olvidarte el efectivo, es para morirte. El tiempo de permanencia es de 2 horas, pero no hay nadie controlando el tiempo en realidad.
No se puede ingresar con envases de vidrio, pero si te permiten llevar alimentos que sólo podés consumirlos en la zona de mesitas especialmente destinado a ello. Hay 3 baños químicos solamente, y para cambiarte, hay 2 vestidores divididos por sexo, que cuando entras, es un espacio grande sin ningún tipo de divisiones ni privacidad.
En cuanto a las piscinas, ¡Wow, que decir! Sin dudas se transformó en uno de mis lugares preferidos. Tiene varias piscinas que van disminuyendo su temperatura, y algunas de ellas tienen arena en el fondo, lo que a mi gusto lo hace aún más hermoso. Si a eso le sumamos el contraste del paisaje rodeado de pinos, y nieve (fuimos en invierno), se torna aún más mágico. Además el lugar estaba impecable, el agua limpia y todo muy organizado.
Realmente nos sorprendió la cantidad de gente que había, ya que imaginabamos que por la dificultad del camino para llegar, no habrían muchos, pero todo lo contrario.